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Libros de misterio

Sunny, la descarada prostituta de El Guardián entre el Centeno

Sandra 24 febrero, 2022

¿Qué es lo que hace que un libro sea realmente especial? ¿Qué es lo que convierte a un amasijo de letras y palabras en una auténtica revolución, en una guía que marcará nuestra vida y el camino de toda una sociedad? La literatura siempre ha sido una de las artes más queridas y populares, por haber expandido precisamente el conocimiento de una forma más cercana. Los cuadros y las esculturas servían para admirar la belleza, pero en los libros encontramos las claves para aprender a vivir, a discutir, a disfrutar, a sentir… Y la larga tradición de literatos que hoy son considerados clásicos lo demuestra, como figuras imposibles de obviar ante los ojos de cualquier sociedad. No hablamos solo de aquellos que surgieron cuando la literatura ya se convirtió en algo popular, tras la invención de la imprenta. También están los autores clásicos, los filósofos y pensadores que plantaron los cimientos de nuestro mundo.

Llegar al siglo XXI con intenciones de convertirnos en autores inolvidables puede parecer una auténtica utopía. ¿Acaso no está ya todo escrito? ¿Qué más se puede aportar a un arte donde la mayoría de clásicos llevan muertos más de un siglo? La respuesta es sencilla y fascinante: la propia visión personal de cada uno de los temas que llevan interesando a la Humanidad desde su nacimiento. Claro que muchos hablaron del terror a la adultez antes que Stephen King, pero en Carrie, el genio de Maine logró dar su propia visión del asunto de una manera que conectó con los lectores. El caso de King es paradigmático para demostrarnos que todavía existen autores capaces de crear libros inolvidables y superventas, en una era donde todo parece marketing. Estamos seguros de que al creador de It se le seguirá leyendo por los siglos de los siglos, mientras quede un alma sobre el planeta. Es ya todo un clásico norteamericano, como lo han sido en su momento Scott Fitzgerald o J.D. Salinger. Con la pequeña diferencia de que King está a punto de llegar al centenar de novelas escritas, y en el caso de Salinger solo necesitó publicar una para convertirse en lo que es.

Una obra irrepetible

El Guardián Entre El Centeno vio la luz en 1951, y se convirtió desde aquel mismo instante en una novela muy popular, tanto por su calidad literaria como por toda la controversia que la rodeaba. Salinger era un escritor atípico, encerrado en sí mismo, muy introspectivo y no demasiado amigo de entrevistas o giras de presentación. De hecho, el éxito de El Guardián Entre El Centeno le hizo encerrarse aún más en su propia existencia, dedicándose a escribir manuscritos que luego ni siquiera publicaba. Este libro se convirtió en su única novela, aunque luego también editó algunos cuentos. La mayor parte de la población, sin embargo, le conocer precisamente por ser el creador de Holden Caufield, el pillo protagonista de esta novela, que hoy por hoy es ya todo un símbolo de rebeldía y un icono literario.

Qué nos cuenta esta novela

El Guardián Entre El Centeno se centra en Holden, un joven que es expulsado de su internado por protagonizar diversos incidentes y peleas. Es un adolescente en apariencia rebelde y bastante nihilista, pero con un gran corazón y mucho mundo interior. El propio Holden nos va contando todas sus experiencias al volver antes del Internado a la ciudad de Nueva York, y vagabundear durante unos días por allí, sin ganas de reunirse con sus padres. Holden solo tiene afecto por su hermana pequeña, Phoebe, a la que adora. Sin embargo, detesta a sus padres, y la idea de verles y contarles lo sucedido en el instituto le aterroriza. Así que va buscando a gente con la que entretenerse durante esos días en la ciudad, antiguos amigos o compañeros del colegio, su ex novia Sally, de la que todavía está enamorado, o eso piensa…

La manera en la que Holden nos muestra todo lo que hace supone un cambio bastante fuerte a lo que estábamos acostumbrados a leer hasta entonces. Salinger permite que el narrador adolescente se explaye no tanto en descripciones exteriores, sino más bien interiores, emocionales y sentimentales. Por eso Holden es capaz de mostrarse apático al momento de estar entusiasmado, y llamar incluso a gente que detesta solo para no sentirse tan solo. Termina peleándose con todo el mundo que conoce porque siente que no puede entablar una relación con nadie, pero a la vez lo intenta con todas sus ganas. Sus expectativas casi nunca se cumplen y aquello le hace estar casi siempre deprimido y frustrado. Incluso cuando decide contratar a una prostituta para pasar un rato, sin saber muy bien lo que eso significa…

La aparición de Sunny

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La escena en la que Holden conoce a Sunny ocurre ya avanzado el libro. El chico vuelve de un bar al que solía ir, para encontrarse con algunos amigos. Sin embargo, se topa con la ex novia de su hermano mayor, y eso le hace enfadarse y volver al hotel después de tomarse varios tragos. En un estado de ebriedad evidente, Holden acepta el consejo de Maurice, el ascensorista del hotel donde se hospeda, para pasar el rato con una prostituta. Llegan a un trato por el cual Holden pagará cinco dólares a la chica. Debido a su borrachera, el protagonista también sabe muy bien qué es lo que va a hacer con ella, aunque sopesa la posibilidad de tener relaciones sexuales. Según él no lo necesita, pero llegado el momento se casará y será necesario tener al menos algo de experiencia.

Sunny llega entonces a la habituación y se encuentra a un Holden borracho, deprimido y dubitativo. Se empieza a desnudar, pero el chico le dice que en realidad solo quiere hablar. Se siente solo y necesita a alguien que escuche sus problemas. Además, le pagará el servicio igualmente. Sunny parece no hacerle mucho caso y sigue desnudándose, tratando de provocar a Holden, pero este la rechaza. Aburrida y cansada, Sunny decide marcharse, dejando a Holden medio dormido. Poco después vuelve junto a Maurice, el ascensorista, que le demanda a Holden cinco dólares más por los servicios de la chica. El joven asegura que el trato era de cinco dólares, pero Maurice le da una paliza y termina llevándose el pago requerido, dejando a Holden magullado y tremendamente deprimido en el suelo de la habitación.

Muy polémica en su momento

Si una escena con una prostituta presumiblemente menor de edad y un chico de dieciséis años no fuera suficiente, Salinger trufó toda su novela de polémicas y controversias. Empezando por la propia forma de hablar de los personajes, totalmente realista en la época, pero demasiado vulgar y soez en la literatura, o eso aseguraban los críticos. La actitud rebelde de Holden también fue duramente criticada, por no suponer un buen ejemplo para los jóvenes. El libro, sin embargo, se ha convertido en un clásico moderno y es leído habitualmente en los institutos. Su popularidad es tal que llegó incluso a estar en el punto de mira de la censura, después de que Mark David Chapman, el asesino de John Lennon, tuviera un ejemplar con él cuando mató al músico a la salida del edificio Dakota en Nueva York.